POCOYO O EL SIMBOLISMO ALEGRE
Aunque no me gustan nada las referencias familiares, haremos una excepción. Hoy, mi sobrino, que se llama David, me preguntó por qué se llamaba así, mi cara: ¿…? Respuesta rápida y fácil: -Le gustaba a tu madre. Respuesta de él: -Pues yo quiero llamarme Pocoyo. Quizás, esto sea el origen animado de la heteronimia.
El nombre es la etiqueta de propiedad del padre, signo de la soberanía del creador sobre la criatura. Tu sobrino estaba afirmándose con precocidad a través de la elección imposible del nombre.
Cuando me suelta eso de que el nombre dice mucho de una persona, lacónicamente le respondo: De sus padres tal vez.